LOS VINOS DE LA FINCA SA MARJALETA
La Finca Sa Marjaleta, asentada en el pintoresco paisaje del sur de Menorca, cerca de la idílica Cala Turqueta, es el testimonio del legado imperecedero de una familia y de su pasión por la elaboración del vino. Este viñedo, heredado del abuelo de Andreu Casasnovas, se ha transformado desde sus humildes inicios lecheros en una próspera empresa vitivinícola. Una empresa que encarna el espíritu del valioso patrimonio agrícola de Menorca.
Gracias a la estrecha relación del fundador Andreu con Joan, el chef ejecutivo de Vestige Son Vell, servimos el vino Sa Marjaleta en nuestros restaurantes. «Nuestros vinos complementan a la perfección los platos de Menorca, y Joan ha sido un gran apoyo», dice Andreu.
Un legado familiar
La historia de la Finca Sa Marjaleta comienza con el abuelo de Andreu, un veterinario que compró el terreno cuando la madre de Andreu tenía tan solo cinco años. Por aquel entonces, las tierras se utilizaban principalmente para criar vacas y fabricar queso.
No obstante, con el paso del tiempo, el terreno se fue deteriorando y el negocio empezó a tener problemas. Durante doce años, la madre de Andreu alquiló las tierras a un arrendatario para mantenerlas en la familia mientras pensaba en el futuro. «Fue un periodo difícil», recuerda Andreu, «pero estábamos decididos a honrar la visión de mi abuelo y darle la vuelta a la situación».
Plantando las semillas del cambio
En 2006, el padre de Andreu decidió plantar viñedos en las tierras de la familia. En 2008, apenas dos años después, ampliaron el viñedo a casi siete hectáreas de las ochenta que tiene la finca. «Solo podemos cultivar la mitad de nuestras tierras debido a las normas de Menorca para preservar los espacios salvajes. Es esencial para mantener la biodiversidad de la isla», explica Andreu.
Su compromiso con la sostenibilidad también se aplica a los métodos de producción del viñedo. «Trabajamos en armonía con el medioambiente, hacemos la mayoría de las tareas a mano y evitamos la maquinaria pesada para proteger las capas naturales del suelo. Las ovejas de nuestros vecinos nos ayudan a eliminar las malas hierbas y a abonar la tierra de forma natural, lo que encaja perfectamente con nuestra filosofía de mínima intervención», dice Andreu.
Cosas de familia
El éxito del viñedo es fruto del esfuerzo familiar, en el que cada miembro desempeña un papel fundamental. La hermana menor de Andreu volvió a Menorca tras estudiar en Madrid para vivir en la finca y ocuparse del trabajo administrativo, mientras que Andreu se dedica a cultivar las relaciones con los distribuidores y a elaborar el vino. Su otra hermana, que trabaja como doctora en Sevilla, colabora desde lejos pero vuelve a casa cada agosto para ayudar en la vendimia. «Durante la temporada de vendimia, todo el mundo se implica», señala Andreu. «Es nuestra forma de mantener vivo el espíritu familiar».
El viñedo produce cuatro vinos distintos: dos tintos y dos blancos. A principios de septiembre, ya vendimia toda la uva y los vinos reflejan el carácter único del terreno vitivinícola de Menorca.
Una mirada hacia el futuro
En la actualidad, Finca Sa Marjaleta produce unas diez mil botellas al año, que se venden principalmente en Menorca. No obstante, la familia tiene planes para aumentar la producción a unas treinta mil botellas y ampliar su mercado a Mallorca, a la España peninsular y más allá. «Cuando empezamos, en la isla solo había tres viñedos. Ahora hay doce», nos indica Andreu. «Es muy emocionante ver cómo mejora la calidad de los vinos menorquines».
A medida que siguen creciendo, la familia mantiene su compromiso de mantener los más altos estándares de calidad. «Únicamente creceremos en tramos pequeños y manejables. Así, nos aseguramos de que nuestros vinos ofrezcan lo mejor de sí mismos», explica Andreu. «Se trata de mantenernos fieles a nuestras raíces y no renunciar nunca a la calidad».
Un brindis por el pasado y el futuro
Mientras reflexiona sobre la trayectoria del viñedo, Andreu comparte un deseo sincero: «Si pudiera compartir una copa de nuestro vino con alguien, sería con mi abuelo. Las empresas familiares se enfrentan a muchos retos y, cuando falleció, la tierra estaba en mal estado. Pero ahora la hemos transformado en algo próspero. Me encantaría recorrer las tierras con él y enseñarle lo que hemos conseguido».
La historia de Andreu no solo va de viticultura, sino de preservar el legado de una familia y aceptar el cambio. Ahora que sus tres hijos empiezan a ayudar en la vendimia, el futuro de la Finca Sa Marjaleta parece prometedor. «Espero que participen más en el futuro», dice Andreu. «Nos hemos adaptado a los tiempos, hemos reinventado nuestro negocio, pero siempre nos hemos aferrado a nuestras tradiciones».
La Finca Sa Marjaleta, en pleno corazón de Menorca, es un testimonio del espíritu imperecedero de la familia, la tradición y la innovación, un lugar donde el pasado y el presente se unen para crear un futuro brillante.